CHAPALA, SIEMPRE CHAPALA.


CHAPALA, SIEMPRE CHAPALA.

David Aréchiga Landeros*

Fui a Chapala de nuevo y encuentro un cielo despejado,
sin nubes negras ni vientos,
las lluvias se han alejado y ya se acerca el invierno.

Las lluvias mucho han dejado y el lago se ve repuesto,
las garzas blancas navegan, soberbias, el cuello alzado,
en lento nado perfecto.

Seis patos visten de obscuro,
en nado sincronizado, integrando un buen equipo,
como que están entrenando para algún torneo futuro.

La ciénega luce bella y
el lirio desparramado se esparce cual verde alfombra en superficie del lago,
con movimiento ondulado al ritmo de suaves olas,
en un baile acompasado.

Las flores blancas del lirio se asemejan a palomas
en fondo verde esmeralda que adornan a la laguna,
que coqueta resplandece con aroma perfumada de bellas flores silvestres,
en la mañana temprana.

Admiro las bugambilias que florecen en la orilla,
que parecen llamaradas,
como cálida mirada de aquella mujer amada,
que me enciende de pasión cuando me encuentro en Chapala.

Es el Chapala de hoy,
el Chapala que queremos,
el de este mes de noviembre,
el mero día de los muertos,
un Chapala que está vivo y esperamos que sea eterno.

Resumo: Chapala, siempre Chapala.

*Doctor en Ciencias. UdeG.